Tu consulta de osteopatía en L’Ametlla del Vallès

¿Sabías que la osteopatía también puede tratar a recién nacidos? ¿Te has preguntado de qué manera lo hace y qué tipo de problemas busca resolver?

Durante mi transcurso como profesional, me he dado cuenta de que la osteopatía pediátrica es de las especializaciones que más dudas suscita.

De hecho, a raíz de una conversación con una amiga que me realizaba muchas preguntas sobre este tema, me he animado a preparar este artículo en el que te cuento, como lo hice con ella, en qué consiste la osteopatía pediátrica.

He decidido mantener el formato de pregunta-respuesta con la esperanza de que el artículo te resulte tan ameno como interesante: exactamente como una conversación que tendrías con una buena amiga.

¿Empezamos?

¿Qué es la osteopatía pediátrica? ¿Todos los osteópatas pueden llevarla a cabo o es necesario especializarse?

Las técnicas osteopáticas que se utiliza para atender a un bebé pueden ser las mismas que las utilizadas para los adultos dependiendo de la manera de trabajar del osteópata, pero siempre serán técnicas no invasivas.

Lo que hay que tener en cuenta es que la osteopatía “no cura” como se concibe desde una perspectiva alopática.

Los osteópatas no tratan la enfermedad (de eso se encargan los médicos), sino que atienden a la capacidad del organismo para la homeostasis, es decir, a la capacidad del cuerpo a la autorregulación. Naturalmente, nuestro cuerpo está provisto de esta competencia al nacer, la osteopatía pretende ayudar a impulsar y fomentar esta predisposición.

Por supuesto, es necesario tener no solo una buena formación en osteopatía, sino también en gestación, desarrollo del parto, biorritmos del bebé y desarrollo del niño.

¿Cómo se desarrolla una sesión con un bebé?

Antes de empezar, el osteópata pregunta por el desarrollo del embarazo y del parto. ¿Cómo se encontró la mamá durante la gestación? ¿Se produjeron dificultades de orden físico o metabólico  (dolores, mareos, retrasos en el desarrollo, extremo cansancio, placenta previa, etc.)? ¿Se produjo algún acontecimiento familiar u otro hecho que pudiera haber afectado el bienestar emocional de la gestante?

En resumen se busca conseguir un retrato de los 9 meses anterior al nacimiento. Después, repasamos paso a paso el transcurro del parto. Es de suma importancia para el osteópata saber si el bebé pudo realizar todas las etapas del nacimiento propicias a su futuro buen desarrollo.

Esto no significa que por haber nacido por cesárea (proceso a veces inevitable), el bebé vaya necesariamente a encontrar problemas en su desarrollo óptimo, pero sí que con una revisión exhaustiva y movimientos adecuados podemos facilitar, en algunos casos, la resolución de pequeños obstáculos.

Después de conseguir un retrato general, el osteópata utiliza técnicas craneo-sacrales y biodinámicas para contactar muy suavemente con el cuerpo del pequeño y “escuchar” sus movimientos estructurales y biorritmos.

En función del precioso diálogo que se establece entre el cuerpo del recién nacido y las manos del terapeuta, este desplaza sus manos para responder a las necesidades del bebé.

El terapeuta sacro-craneal utiliza técnicas muy sutiles, totalmente no invasivas y sin riesgos para el pequeño ser.

Osteopatía pediátrica

¿Y esto cómo funciona?

En realidad, el osteópata no busca corregir las disfunciones que podría detectar, sino que, a través de la escucha y de la inducción del movimiento, busca fomentar la capacidad innata a la autorregulación acompañando el organismo hacia el equilibrio y proporcionándole la oportunidad de expresar y rectificar por sí mismo sus conflictos en la organización de sus sistemas.

¿Cómo sujetas el bebé? ¿En brazos o tumbado?

Depende de las circunstancias, no importa como esté, mientras se le vea cómodo. A veces, les gusta estar estirados mirando qué pasa al su alrededor. Otras, buscan la seguridad del cuerpo de mamá, o su pecho, o los brazos de papá. Me adapto a la situación con el fin de hacer de la sesión un momento de serenidad para todos

¿Y cómo reacciona el bebé?

Esto también depende mucho de qué dificultad tenga que resolver el pequeño. En gran parte de los casos, se observa cómo gesticula hasta que, de repente, manifiesta una relajación visible, pero, a veces, llora mucho porque está viviendo o “reviviendo” un episodio de dolor o incomodidad, o porque se inquieta de sentir que se están produciendo reajustes. Por ello es tan importante permitir que el contacto de mamá le dé consuelo.

¿Cuánto tiempo dura la sesión?

Esto también depende de las necesidades del bebé y de su capacidad de regulación, pero por lo general la sesión no excede una hora, durante la cual solo de 10 a 20 minutos serán de contacto real con el cuerpo del bebé.

Durante la visita, el osteópata procura dar un espacio a los padres, que traen lo más preciado que tienen, para resolver dudas o expresar sus vivencias. Esto también es un momento provechoso para el pequeño, ya que se crea o se expresa el vínculo entre los seres de la familia en un espacio de quietud y amor.   

¿Y qué pasa con el bebé después de una sesión? ¿Se ve algún cambio?

Habitualmente, como pasa con los adultos, el pequeño se encuentra cansado durante las horas posteriores debido al trabajo de reorganización que produce en su organismo. Como hemos dicho, su cuerpecito se estará esforzando para recobrar el equilibrio de sus sistemas.

Cada niño tiene su propia manera de manifestar su cansancio (nerviosismo, llanto, sueño, etc.).

Luego, en los días consecutivos, no es raro que los padres observen cambios en los ritmos o posturas de su pequeño. Estos cambios pueden aparecer repentinamente después de la visita o pueden producirse progresivamente, discurriendo durante las semanas posteriores a la(s) sesión(es).

Cuando el niño vuelve a la consulta, repasamos con los padres los puntos de preocupación de uno en uno para ver cuál ha sido su evolución.

Cuéntame un caso concreto de osteopatía pediátrica.

Te explicaré el caso del pequeño Guiu porque es un ejemplo muy habitual de lo que podemos encontrar.

Acudió al mes de vida.

El embarazo había ido muy bien, pero el parto había sido largo y la expulsión, algo dificultosa.

La mamá estaba aún muy cansada y preocupada porque Guiu mostraba problemas para la toma de uno de sus pechos, lo que le provocaba dolor y una herida en el pezón. Además, cuando el pequeño tomaba leche de ese lado, acababa sistemáticamente en llantos.

Preguntando un poco sobre los hábitos del sueño del niño, los padres me explican que le gusta estar en contacto con la pared de su cuna.

El contacto con el cuerpo de Guiu confirmó mi sospecha: el pequeño sufría de una tortícolis,  seguramente debida a un encaje prolongado y una expulsión asistida. Son cosas que pasan muy a menudo.

Durante la sesión, Guiu gesticuló un buen rato. Llorando a ratos, realizó movimientos que no dejó de sorprender a sus padres. Cuando se acabó el trabajo, se tranquilizó y se durmió en brazos de su madre.

Unos días después, la mamá me mandó un mensaje explicándome que no solo su hijo había dejado de buscar el contacto de su cuna, pero también que habían mejorado los problemas de la lactancia, aunque ella todavía necesitara unos días para que se le curaran las heridas del pezón.

Entonces, ¿se resolvió el problema y no tuvieron que volver?

En efecto, no volvieron a traerme a su hijo para este problema.

No obstante, durante el crecimiento, el niño atraviesa muchas etapas de cambios enormes que se acompañan de adaptaciones fisiológicas, estructurales y emocionales.

Acompañar durante estas fases del desarrollo también forma parte del trabajo del osteópata, con el fin de facilitar la autorregulación del niño, si así lo desea la familia.

Hay etapas que son realmente cruciales para el buen transcurro del crecimiento. El pediatra y la enfermera pediátrica del pequeño son los que controlan y detectan la mayoría de las anomalías. En ningún caso el osteópata pondrá un diagnóstico ni, por supuesto, recetará medicamentos, pero acompaña y facilita el camino de la salud durante las etapas del crecimiento y de la vida.

No todas las alteraciones son siempre detectables desde el primer momento vital; algunos síntomas solo se expresarán más tarde en el niño, por ejemplo, durante los primeros años de escolarización. Es a menudo en este período en el que se observa hiperactividad, déficit de atención, inicio de escoliosis, etc.

Estas afectaciones se pueden evitar, en gran medida, ofreciendo al recién nacido la oportunidad de fomentar la autorregulación de sus sistemas, esa homeóstasis innata alterada por acontecimientos que se dan durante el embarazo o el parto. En definitiva, ¡un bonito regalo para toda la vida!  

Osteopatía pediátrica

Espero que hayas encontrado este artículo interesante y que haya resuelto algunas de tus dudas sobre la osteopatía pediátrica.

Si tienes dudas acerca de si este tipo de seguimiento es el adecuado para tu bebé, no dudes en contactar conmigo. Estaré encantada de resolver tus dudas.