Tu consulta de osteopatía en L’Ametlla del Vallès

¿Sabías que el dolor en la rodilla se encuentra entre los 50 motivos más frecuentes de consulta en atención primaria?

También es uno de los 20 motivos de consulta más frecuentes en osteopatía.

Vaya, que, si estás leyendo esto porque te achaca un feo dolor en la rodilla, no estás solo/a.

Pero antes de contarte a qué puede deberse tu dolencia, te tengo que contar qué es lo que hace que la rodilla sea un poco especial.

Anatomía de la rodilla

La rodilla está compuesta por tres huesos distintos: la tibia, el fémur y la rótula.

También es una articulación con mucho rango de movimiento, pero solo en una única dirección: lo que conocemos como movimiento en flex.

La rótula, que es este hueso situado en la parte anterior, actúa como polea entre el tendón y el ligamento del cuádriceps.

Para reducir las fricciones causadas por el movimiento, nuestra rodilla cuenta con varias protecciones:

  • La parte posterior de la rodilla está tapizada de grasa.
  • El conjunto del mecanismo articular está envuelto de una cápsula llena de líquido sinovial.
  • Dispone de 12 pequeñas bolsas serosas intercaladas entre los elementos de más roce.

Como ves, la rodilla es una articulación compleja, lo que explica que el dolor en la rodilla pueda tener orígenes bien distintos.

En función de la causa, el tipo de dolor también será muy diferente.

A continuación, te cuento algunas de las causas más frecuentes de dolor en la rodilla, aunque te aviso de que no se trata de una lista exhaustiva de todas las patologías posibles.

Vayamos por partes:

Protecciones de la rodilla

Dolor en la rodilla de origen traumatológico

1. Esguinces o roturas de ligamentos

Ocurre por un movimiento brusco o por fatiga en la zona, pero siempre se produce durante un movimiento.

El dolor aparece de manera súbita y obliga a parar.

En función de la gravedad, es inmovilizante y, remite poco a poco, o bien sigue siendo agudo hasta que se interviene.

Suele acompañarse de una fuerte respuesta inflamatoria, como hinchazón, rubor y calor.

2. Pinzamiento o rotura de menisco

Las circunstancias de la lesión son parecidas a la anterior. El pinzamiento puede ser más leve, pero dar síntomas en la zona durante días e incluso semanas.

La rotura con desplazamiento, sin embargo, bloquea la articulación y obliga a una intervención quirúrgica inmediata.

Esguince de rodilla

3. Fracturas de tibia, peroné o rótula

Se debe a traumas violentos o a enfermedades que la predisponen, como la osteogénesis imperfecta.

Suele inmovilizar totalmente a la persona, salvo si la fractura es leve y no desplazada.

En estos casos, el organismo resolverá el daño produciendo una calcificación, una capa de calcio que puede limitar el movimiento y la flexibilidad de la rótula.

Dolor en la rodilla por sobreuso

4. Hoffitis

Es una inflamación de la grasa de Hoffa, que limita el roce del tendón rotuliano en la parte inferior de la rótula.

Sus síntomas son los típicos de la inflamación (dolor, calor, rubor e hinchazón), y suele molestar la flexión de la rodilla.

Aparece normalmente por culpa de trabajos que obligan a estar de cuclillas de manera repetida, como en el caso de albañiles o colocadores de azulejos.

5. Bolsitis

Es una inflamación de una o más bolsas de la articulación. Aparece por sobresolicitar o comprimir la zona de manera repetida.

Sus síntomas son dolor, hinchazón, calor, rubor y puede que molestia o limitación en el movimiento de flexión de la rodilla.

Osteocondritis

6. Condromalacia patelar o rotuliana

Es la inflamación y erosión del cartílago retropatelar detrás de la rótula.

Este cartílago sirve de amortiguador en los movimientos mecánicos de rodilla, y la causa principal de desgaste es el sobreuso.

Suele darse en deportistas. El dolor es intenso durante el esfuerzo, y aunque al principio suele remitir con el reposo, llegará a ser incapacitante si no se trata.

7. Osteocondritis disecante

Esta patología es idéntica a la anterior, pero se da en la parte más interna de la articulación.

En este caso, existe el riesgo de que se desprenda un trocito de cartílago, que si se desplaza bloqueará la articulación y obligará a una cirugía inmediata.

Puede ocurrir en época de crecimiento en adolescentes, por sobreuso de la articulación o por traumas fuertes o repetitivos, como las caídas que sufren algunos skaters.

8. Enfermedad de Sinding-Larsen-johanson

Empieza por la inflamación de la parte inferior de la rótula, allá donde se inserta el tendón, y ocasiona una tendinitis. Se da a menudo en jóvenes deportistas y, si no se trata, produce una calcificación de la zona, lo que dará pie a que el dolor y la inflamación se cronifiquen.

9. Enfermedad de Osgood-Schlatter

Se trata de un proceso muy parecido al anterior, pero se da en la parte inferior, justo en la cabeza de la tibia.

También se presenta por sobreuso del cuádriceps en deportistas jóvenes, en edad de crecimiento.

Dolor en la rodilla debido a un proceso degenerativo

10. Artrosis de rodilla

Es la causa degenerativa más conocida y frecuente. No suele aparecer antes de los 50 años de edad, salvo si existen factores que la predisponen, como traumas previos, obesidad, un factor hereditario o tratamientos con cortisona en tejidos adyacentes.

El dolor aparece de forma gradual, al principio durante el esfuerzo.

Más adelante, el reposo prolongado ocasionará incluso más dolor y se sufrirá sobre todo por la mañana al despertar o después de pasar muchas horas sentado.

Artrosis de rodilla

A pesar de que el movimiento sea desagradable, es esencial conservar algo de actividad física suave para frenar el proceso en la medida de lo posible.

Mantener una masa muscular tonificada ayudará a mantener la articulación y a reducir los roces del desgaste.

11. Artritis

Se confunde a menudo con la artrosis, pero su origen es diferente. La artritis es una enfermedad inflamatoria autoinmune que provoca el desgaste de los huesos.

En el caso de la artrosis es el desgaste de los huesos el que provoca la inflamación, mientras que, en la artritis, la inflamación es la responsable de este desgaste.

No guarda relación con la edad ni con la actividad física aunque sus sintomas suelen empeorar con el tiempo, provocar rigidez y un dolor que puede llegar a ser muy intenso.

Puede diagnosticarse con un indicador en sangre llamado factor reuma, o identificando este tipo de desgaste en una radiografía.

Otras causas de dolor en la rodilla

12. Quiste de Baker

Se produce al derramarse el líquido sinovial en la zona posterior de la rodilla, en el pliegue poplíteo.

Aunque normalmente el organismo lo reabsorbe, puede llegar a extenderse hasta la pantorrilla y requerir punción manual.

Es una afectación frecuente y su causa suele ser una lesión de menisco, ligamentos, artritis o artrosis.

13. Problemas posturales

Una alteración en la postura de los pies, de las rodillas o de las caderas puede ocasionar dolores fuertes, como también una asimetría entre las dos piernas.

Si no se trata, derivará hacia desgastes precoces de la articulación.

El sobrepeso, el sedentarismo, la falta de masa muscular y los trabajos que nos obligan a pasar mucho rato de pie también pueden ocasionar problemas en la rodilla.

14. Dolores referidos

En ocasiones, el dolor en la rodilla no es señal de una lesión en la articulación, sino de tensión en un músculo, en un vaso sanguíneo o de un nervio afectado.

Por ejemplo, es frecuente que el nervio femoral se pince por verse arrastrado por el músculo del psoas-ilíaco.

Por culpa un problema digestivo o ginecológico, el nervio, que pertenece al plexo lumbar, se desplaza hasta la fosa de la cadera y esto puede producir dolor en la parte lateral interna de la rodilla.

¿Puede la osteopatía ayudarme con mi dolor de rodilla?

Como siempre, insisto en que la osteopatía no es la solución a todos los casos. De hecho, y como te he contado a lo largo del artículo, algunas lesiones requieren incluso una intervención quirúrgica inmediata.

Sin embargo, en la mayoría de casos, la osteopatía aliviará tus síntomas sin que tengas que recurrir a fármacos ni técnicas invasivas. También contribuirá a que otros tratamientos sean más efectivos.

En cualquier caso, tu osteópata se tomará el tiempo necesario para examinar y escuchar tu cuerpo. Gracias a ello, identificará una posible causa y, en consecuencia, aplicará las técnicas pertinentes o te derivará a otro especialista.