Tu consulta de osteopatía en L’Ametlla del Vallès

El nervio vago es una pieza fundamental del sistema nervioso parasimpático y desempeña un papel esencial en la regulación de funciones vitales, como la digestión, el ritmo cardíaco y el sueño.

En este artículo, te contaré la importancia del equilibrio entre las dos vertientes del sistema nervioso autónomo (SNA): el sistema nervioso simpático (SNS) y el sistema nervioso parasimpático (SNPS), así como los síntomas y estrategias para recuperar este balance tan importante.

El papel del Sistema Nervioso Simpático

El SNS se activa para preparar al organismo frente a posibles amenazas. Para hacerlo, desencadena cambios fisiológicos inmediatos como los siguientes:

  • Aceleración del ritmo cardíaco: para aumentar el flujo sanguíneo hacia los músculos.
  • Midriasis: dilatación de las pupilas para mejorar el campo visual.
  • Vasoconstricción: eleva la presión arterial.
  • Broncodilatación: mejora la oxigenación.
  • Inhibición de la función digestiva: redirige la energía hacia los músculos.
  • Estimula la secreción de adrenalina: reduce sensaciones de dolor, frío y miedo.

Y aunque estas respuestas son esenciales para la supervivencia, su activación prolongada puede tener consecuencias negativas, como…

  • Contracturas musculares.
  • Aumento de cortisol e inflamación.
  • Alteraciones del sueño y el estado emocional.
  • Trastornos digestivos y metabólicos.

Las funciones del Sistema Nervioso Parasimpático

El SNPS, modulado principalmente por el nervio vago, tiene efectos opuestos a los del SNS. Este sistema promueve:

  • La relajación y bienestar.
  • Una digestón eficiente y metabolismo equilibrado.
  • Un sueño reparador.
  • La regulación del ritmo cardíaco.

A diferencia del SNS, el SNPS no suele presentar sobreestimulación espontánea.

La función del nervio vago en el equilibrio de ambos sistemas

Debemos concebir que ni un sistema es bueno ni el otro es malo: la salud se conserva en un equilibrio entre ambos. Muy resumido, sin un SNPS funcional, no digerimos, no excretamos, no amamos, no disfrutamos y si un SNS eficaz no evitamos ser atropellado en la calle, no oxigenamos suficientemente nuestros músculos durante el esfuerzo, nos cuesta salir de la cama, no nos enfadamos ni reaccionamos rápidamente a las situaciones que los requieren.

Tu organismo realiza esfuerzos a diario para mantener este equilibrio gracias a su capacidad de homeostasis (facultad de autoregulación innata). Y dentro del mantenimiento de este equilibrio, el papel del nervio vago es fundamental.

Conocido como el «gran modulador» del SNPS, el nervio vago conecta el cerebro con múltiples órganos, incluidos el corazón, los pulmones y el sistema digestivo. Sus funciones principales incluyen:

  • Reducción de la inflamación: a través de la inhibición de respuestas inmunitarias excesivas.
  • Estimulación de la digestión: favoreciendo la motilidad intestinal y la producción de jugos gástricos.
  • Regulación emocional: mediante su conexión con áreas cerebrales responsables del estado de ánimo y el estrés.
  • Promoción de la recuperación: facilitando el descanso y la reparación celular durante el sueño.

Mantener un nervio vago activo y funcional es esencial para contrarrestar los efectos del estrés crónico. Técnicas como la respiración profunda, la meditación y ciertos ejercicios físicos pueden estimular su actividad, ayudando a restablecer el equilibrio del SNA.

Pero, ¿cómo detectar si existe un desequilibrio?

Síntomas de un desequilibrio en el SNA

Una activación excesiva del SNS puede manifestarse en varios síntomas:

  • Bruxismo, con desgaste dental y tensión cervical.
  • Insomnio o sueño no reparador.
  • Contracturas musculares crónicas.
  • Trastornos digestivos como acidez o estreñimiento.
  • Cambios en el estado de ánimo, desde nerviosismo hasta depresión.
  • Alteraciones del ciclo menstrual.

Recuperar el equilibrio del SNA

Para reequilibrar el SNA, puedes adoptar medidas como:

  • Iniciar o retomar una actividad física regular.
  • Corregir disfunciones musculoesqueléticas.
  • Mejorar los hábitos de sueño y alimentación.
  • Reducir el estrés social, laboral o familiar.

La osteopatía puede ser una aliada eficaz en este proceso, ya que, mediante técnicas específicas, ayuda a aliviar tensiones musculares y optimizar la función del sistema nervioso, facilitando el retorno al equilibrio. Si experimentas algunos de los síntomas descritos, ¡no dudes en contactarme!